sábado, 7 de marzo de 2020

Hermanamiento


Hemos tenido la gran suerte de contar con los alumnos de Actividades Comerciales y de Gestión de Ventas y Espacios Comerciales para llevar a cabo el hermanamiento por la Paz.

Es un día muy especial en el cual los alumnos más mayores del colegio realizan una actividad con los niños y niñas más pequeños.



Es muy bonito ver sus caras de sorpresa y timidez cuando entran por primera vez nuestros compañeros de cursos superiores ya que muchos de ellos son muy altos y les llama la atención.


Pronto van cogiendo más confianza cuando se van sentando junto a ellos y se van presentando.

Comenzamos la actividad con un vídeo.





A continuación nos contaron un cuento "La Paloma Blanca".







LA PALOMA BLANCA 
Érase una vez una paloma blanca llamada Paz, que ayudaba a la gente. Ella era la encargada de decirles a todos cómo debían hacer la paz. Cuando alguien tiraba algún papel en la calle, ella les decía que lo recogieran y lo tirasen a la papelera, para que las calles estuvieran siempre limpias. Si alguien quería coger algo que estuviera alto y no llegaba, ella le ayudaba. Ella siempre decía que debemos ayudar a las personas mayores que no pueden andar bien o cruzar la calle ellos solitos. En el cole, cuando a algún niño se le caían los colores, ella decía a los demás que había que ayudar a recogerlos. Además, cuando la palomita Paz veía que el mar estaba sucio, y que había papeles, latas de refresco, bolsas o cualquier otra basura en el agua, ella lo recogía y lo llevaba a los contenedores de reciclaje. ¡La palomita Paz se enfadaba mucho cuando la gente no tiraba las cosas a la basura! Si la palomita Paz veía a alguien pelearse, les decía que eso no estaba bien, que era mejor darse un beso, abrazarse y pedir perdón. Les decía a los niños que no tirasen piedras a los demás, que era mejor jugar entre todos al escondite, al pilla-pilla, a subirse en los columpios, al veo-veo, al zapatilla por detrás... La gente quería mucho a la paloma Paz, porque siempre ayudaba a las personas y hacía que el mundo fuera más bonito y todos estuvieran felices. Por eso todos los años nos acordamos de la palomita blanca y celebramos el día de la Paz.
Cuantas cosas cambiarían en este mundo si todos actuásemos como ella, ¿verdad?

Y finalmente pintamos, decoramos y pusimos nuestras huellas en unas preciosas palomas blancas que colocamos en un árbol realizado por uno de nuestros compañeros junto a su profesor.



































Una mañana inolvidable el próximo 30 de Enero nos volveremos a ver en el 
ACTO del DÍA de la PAZ.
















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